13 de abril de 2011

(Lo escribo ahora para que no se me olvide.)

Ayer me desperté en medio de la noche con un terrible dolor de barriga. Después de unos minutos retorciéndome y dando vueltas en la cama, gimiendo patéticamente, sentí náuseas.

Me levanté corriendo, y atravesé precipitadamente el pasillo que separa mi habitación del baño. Una vez allí me dejé caer al suelo y metí la cabeza en la taza del váter.

Y vomité mariposas muertas. Eran de muchos colores, eran de especies muy variadas. Había glasswings, y monarcas, y macaonas.

Lloré un rato. Me sentí fatal. Me sentí muy puta.

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