Hola hola hola.
Como no tengo nada que hacer (juas), he decidido colgar aquí algo que empecé a escribir hace algún tiempo en Grenoble. Durante mi estancia allí me interesé (y obsesioné) mucho por un tema, y este fue el resultado.
Es un relato algo largo. De momento tiene 6 páginas en el Word, y no está acabado todavía. Lo aparqué en diciembre y no lo volví a tocar, aunque de vez en cuando pensaba en ello.
Y hace unos días tuve una especie de iluminación, y comprendí cuál quería que fuera el final y la moraleja.
Aun así, no estoy demasiado convencida (para variar). Lo que escribo no queda nunca tal y como lo había imaginado en mi cabeza.
Lo iré colgando por partes, de momento aquí tenéis la primera.
PD: ¿Es cosa de mi ordenamierder o las cursivas se ven fatal? Contádmelo en los comentarios PLS. Y ya que estáis criticadme un poco el relato.
---------------------------------------
Placenta
«Me pediste una manera de evadirte. Me dijiste que querías volar, convertirte en un animal, divertirte sin dañar a nadie, hacer lo que te viniera en gana en un mundo en el que nadie fuera a impedírtelo. Tú misma me sugeriste tu diagnóstico, y eso dice mucho de ti. Proporcionarte una vía de escape que te ayude a huir de este mundo en el que no puedes ser feliz no aliviará tu condición mental, más bien lo contrario. Pero tengo la esperanza de que, si lo pruebas, por fin te darás cuenta de lo vacíos que están, en el fondo, tus deseos. Verás, esto no entra en mi campo de estudio, y tal vez no sea la más indicada para recomendártelo, pero ahí va: sueños lúcidos.»
Abro los ojos. Sigo en mi habitación. Mierda, llevo por lo menos veinte minutos intentándolo... He hecho todo lo que me dijo Irma, paso a paso, e incluso varias veces... Mejor será que lo deje por ahora. Tal vez no funcione conmigo. Mañana hablaré con ella de nuevo. Me acerco la muñeca a la cara para consultar la hora. Casi doy un bote. Tengo tres dedos en una mano y ocho en la otra.
«Es posible que, una vez te hayas dormido y haya empezado tu sueño, no seas capaz de discernirlo de la realidad. Como te he dicho, sólo estará pasando dentro de tu cabeza, pero lo sentirás tan vívido y real como tu vida. Si no estás segura de estar dentro de un sueño, tienes varios métodos para descubrirlo. El más usado es el de mirarse las manos. Cuando soñamos, tendemos a tener más o menos dedos de los que deberíamos. También puedes mirar un texto, apartar la mirada, y luego volverlo a mirar. Dicen que es bastante divertido...»
Cojo el libro que tengo al lado y lo abro por la última página.
«Y creyendo que quería jugar, lo empujó suavemente. Cayó al suelo. Estaba muerto.»
Desvío los ojos un instante a la pared, y vuelvo a mirar el libro.
«Y qemayó al sería jugarvte. mpenenue qudouj aba, lo e muercreyó suCuelo. Estato.»
Aparto la vista de nuevo.
«Y §嗰 дъгyл - д ɷɕالrه µ 族ъ вe₯ъ, 伊 ي abة. م ن нъ Бо 語 ueук. даCu съ族o.»
Sonrío.
«Existe todavía otro sistema para saber si estás soñando, pero... ni se te ocurra probarlo. Me he informado, y es el único peligro que debes temer. Durante el proceso de inducción del sueño lúcido mediante el método WILD notarás algunas molestias: parálisis del sueño, vibraciones musculares, secuencias de ruido ensordecedor... No les hagas caso, son totalmente normales y no te harán daño. Pero escucha lo que te digo: jamás, mientras estés soñando, te mires en un espejo.»
Me levanto de la cama y giro para observar mi recreación mental de la habitación de nueve metros cuadrados en la que vivo. Es exactamente igual a la verdadera. Incluso el libro que he cogido antes es el mismo que estoy leyendo en el mundo real, y está encima de la misma mesita de noche-minibar.
Nunca me había sentido tan feliz. Estoy soñando, soy consciente de ello, y lo mejor de todo es que yo controlo mi sueño. Puedo hacer lo que quiera. Puedo volar. Puedo convertirme en un gato. Puedo teletransportarme al interior de un volcán. Puedo vivir la historia de amor más bella jamás contada... y cumplir todas mis fantasías. Puedo ser quien siempre he querido ser. No existen leyes de ningún tipo. No puedo decepcionar a nadie. Sólo existo yo, y todo lo que pueda imaginarme... Estoy tan emocionada que no sé qué voy a hacer primero...
Me desplazo al lavabo que está justo al lado de la puerta de salida. Claro, podría saltar por la ventana, podría atravesar las paredes, pero no quiero anticipar nada. Agarro el pomo de la puerta. Estoy a punto de hacerlo girar, pero algo me llama... Giro la cabeza a la izquierda. Sé que ahí está el único espejo de la casa, pero desde mi posición no puedo mirarlo directamente. Claro... Estando aquí podría hacer cosas imposibles, pero me tienta la idea de desafiarme a mí misma y llevarle a la contraria a Irma, más que nada para demostrarle que sé más que ella. Porque soy mejor que ella, y no tiene derecho a decirme que no puedo ser feliz. Que “no sé ser feliz”. Zorra malfollada... Vamos, no me va a pasar nada por hacerlo. Su voz, más serena que nunca, resuena entre las paredes. “Jamás, mientras estés soñando, te mires en un espejo.”
«Y si lo haces, prepárate para saber cómo te ves a ti misma.»
Suelto el pomo lentamente, y me acerco al lavamanos con la vista al suelo. Al alzarla mantengo los ojos cerrados, me gusta esta expectación. No sé de qué habla esa imbécil de Irma. Yo tengo muy claro cómo me veo a mí misma. Sé cuáles son mis defectos, y creo que también sé distinguir mis virtudes. Me veo a mí misma igual que se ve todo el mundo. Claro que sí. En el espejo se verá mi reflejo, ni más ni menos, tal y como soy.
Abro los ojos repentinamente.
«Nunca te mires a un espejo. Hay gente que no ha vuelto a despertarse, Emma...»